Pánico en Somera

Los comerciantes de la calle están atemorizados por los altercados nocturnos que se producen semana tras semana

Desde la pandemia la situación de la calle Somera ha ido tensándose. A día de hoy los vecinos denuncian los “trapicheos” que se producen a plena luz del día en los cantones. Muchos de los comerciantes están intimidados por las posibles represalias y prefieren no manifestarse públicamente. Sin embargo, la Asociación de comerciantes del Casco Viejo se ha puesto ya en marcha para tratar de encontrar una solución a este problema. "Tenemos miedo porque tenemos que convivir con ellos día a día y además la clientela tampoco se acerca donde están ellos", reconoce para este medio M.L., uno de lo comerciantes de la calle Somera que prefiere no revelar su identidad por miedo a represalias.

Mediante movilizaciones y manifestaciones alrededor de las siete calles, los comerciantes y hosteleros pretenden hacerse oir y reclamar al Ayuntamiento de Bilbao mayor seguridad y presencia policial no solo en la calle Somera, si no en el resto del casco viejo bilbaíno. El pasado viernes 24 de septiembre se produjo la primera manifestación multitudinaria organizada por la propia Asociación de comerciantes bajo el lema de ‘S.O.S MERA’ con intención de que la situación se solucione cuanto antes. Por el momento, solo les queda resignarse ante la pérdida de clientes ahuyentados por este ambiente: "Es muy triste que no podamos salir a tomar algo cuando se hace de noche en esta calle, con el ambiente que había aquí", dice María Pérez, vecina de la calle Somera.

Somera, zona de poteo por excelencia y calle muy frecuentada por los míticos ‘txikiteros’, está lejos de ser la que era hace unos años. Los botellones, las peleas, la venta de droga y la sensación de inseguridad que tienen sus vecinos han empañado la imagen de una de las calles más frecuentadas de Bilbao la Vieja.

Cada semana las nuevas imágenes de jóvenes realizando botellón en la calle Somera del Casco Viejo y, las peleas callejeras, que poco a poco se convierten en frecuentes, están ahuyentando a la clientela habitual de la zona. Los comerciantes de la calle aseguran que la actividad policial es casi nula y que cuando cierran los bares y la gente comienza a beber en las calles no aparecen hasta que la situación sea muy grave.